¿Recuerdas el olor del pan recién sacado del horno? Pues así huele Parriaundi, porque este es nuestro saber, este es nuestro oficio: hacer pan.
Desde 1967, cuando empezamos a elaborarlo en familia, nos dedicamos a este producto lleno de secretos y tradición heredada, con la misma ilusión del primer día. Y cada nuevo día, desde altas horas de la madrugada, trabajamos para que te acompañe al despertar. De modo que, en Parriaundi, somos expertos panaderos. Solo eso y todo eso.
En nuestro obrador, situado a los pies del Parque Natural de Urkiola, elaboramos toda una gama de productos para dar respuesta a tus necesidades, gustos y preferencias, manteniendo siempre nuestros estándares de calidad. Para ello, contamos con los mejores maestros panaderos que, en colaboración con nuestro departamento de I+D consiguen desarrollar nuevos productos que ofrecerte.
En la actualidad, contamos con 15 panaderías y a través de nuestra red comercial llegamos también a clientes profesionales en colectividades, colegios, hospitales, negocios de restauración y grandes superficies. Clientes que nos eligen por nuestra calidad diferencial, compromiso y puntualidad, pero, sobre todo, por nuestra reconocida capacidad de adaptarnos a sus necesidades particulares.
El pan es uno de los alimentos más importantes de la pirámide nutricional, y por lo tanto, es salud. Porque somos lo que comemos y el pan nos acompaña a diario.
En Parriaundi unimos cada día tradición, oficio y técnica para elaborar nuestro amplio surtido de panes, desde los clásicos y artesanos hasta los más innovadores en forma y sabor. Elaborados a partir de nuestra masa madre natural, materias primas de primera calidad y largos procesos de fermentación, nuestros panes se diferencian por su buena textura, volumen, frescura y principalmente por su sabor y su aroma. Nuestro pan sabe … a pan.
Para aportar energía, minerales, fibra y proteínas vegetales, un buen pan debe contener una cuidada selección de materias primas y ser elaborado con amasados lentos y fermentaciones largas. Así conseguimos un pan imperfecto a la vista con corteza crocante y miga esponjosa.